PREOCUPANTE
ESTADO DE ABANDONO
En
diálogo con el Grupo Pasteur, el presidente de la Junta de Estudios Históricos de
Villa Devoto expuso las razones que sostienen el reclamo por una pronta
expropiación de la casa que perteneciera al dirigente radical Francisco Beiró,
quien fuera electo vicepresidente de la
Nación en 1928 en la fórmula con Hipólito Yrigoyen y falleciera antes de
asumir. El ingeniero Edgardo Tosi expresó su preocupación ante el crítico
estado del edificio, cuyos propietarios tienen prohibido cualquier intento de
demolición de su estructura por tratarse de un patrimonio histórico de la
Ciudad y apuestan al deterioro por el paso del tiempo.
Por Claudio Morales
E
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n la
esquina de las calles Marcos Paz y José Luis Cantilo se levanta la vieja casona
cuya fachada rememora a la Villa Devoto de los primeros años del siglo pasado,
cuando nuestro barrio tenía todo el aspecto de una aldea. A pesar del paso de
los años y un paulatino deterioro ante la falta de mantenimiento por parte de
los herederos del ilustre político, que se agravó con la venta de la propiedad
cuyo destino final parecía sellado a su suerte, la picota de demolición, frente
a esa posibilidad, vecinos y organizaciones del barrio se movilizaron en los
últimos meses con el ánimo de proteger la casona reclamando la “expropiación de
la casa de Francisco Beiró con un sentido de utilidad pública”. El proyecto,
aprobado por la comisión de Cultura, establece que “se declare de utilidad
pública y sujeto a expropiación en los términos de la ley 238”. Se contemplaría
la creación de un museo dedicado a la difusión de la personalidad del Dr.
Francisco Beiró y permitiría el surgimiento de un espacio cultural para todos
los vecinos de Devoto.
Entre
las instituciones de la comunidad que propiciaron el proyecto de expropiación,
pueden citarse además de la Junta de Estudios Históricos de Villa Devoto, la
Asociación Devoto Jardín de Buenos Aires, la Mesa de Diálogo, la Parroquia San
Antonio, la Asociación Vecinal General Paz Devoto, el director socio-cultural
de la Comuna 11. En la oportunidad, Edgardo Tosi recordó los fundamentos
manifestados ante los legisladores, “esta casa se está cayendo literalmente,
Devoto va a sentir profundamente su pérdida, la casa expresa el sentimiento
barrial, los devotenses sienten el barrio como propio”. Con emoción dijo, “el
valor de la casa no es sólo por ser la casa de Beiró sino por la cantidad de
cosas que pasaron allí, fue comité en épocas del Proceso y en momentos de la
llamada Revolución Argentina, en esa casa estuvieron Yrigoyen, Alfonsín,
Olivera, De la Rúa, Balbín, fue un centro clandestino de actividad política”. Es
un símbolo barrial que los vecinos no pueden perder de ninguna manera.
Francisco
Beiró, nació en la provincia de Entre Ríos en 1876, se doctoró en la facultad
de Derecho de la Universidad de Buenos Aires en 1901. Fue comisionado
municipal, intendente interino, diputado nacional por el radicalismo entre 1918
y 1922, siendo designado ministro del interior en la primera presidencia de
Hipólito Yrigoyen en los últimos meses de su gestión. Fue uno de los vecinos
que impulsó el progreso de la villa, a su obra se debe el empedrado de calles,
alumbrado público y otras medidas que mejoraron la vida en la aldea. También se
lo recuerda por el fuerte impulso al barrio de Villa Real. En las elecciones
presidenciales de 1928, integró la fórmula junto a Hipólito Yrigoyen para el
cargo de Vicepresidente de la Nación. Tras ganar de manera abrumadora,
Francisco Beiró enfermó y murió antes de asumir.
Sin el esplendor de otras épocas
Los
descendientes de Beiró vendieron la propiedad en 2007 frente a serias
dificultades económicas -en los años 90 la casa fue escenario de varias
realizaciones de la productora Polka, de Adrián Suar, que se vieron en la
pantalla televisiva-, las nietas no pudieron hacer frente a las deudas y al
creciente deterioro de la propiedad. La venta se concretó a través de una
tradicional inmobiliaria de la villa que estaría poco interesada en la
preservación de la casona como un patrimonio histórico para la comunidad, se perseguirían
otros fines como su demolición para la construcción de modernos apartamentos de
lujo. Sin embargo, frente a la posibilidad de demolición del edificio o ante la
realización de posibles alteraciones a su estructura, en la primera sesión de
2008, la Legislatura de la Ciudad aprobó la protección “con nivel estructural
de la vieja casa quinta”, según un proyecto presentado por la diputada Teresa
de Anchorena (Coalición Cívica).
La
iniciativa parlamentaria recogió, en buena medida, la presentación que
realizara la Junta de Estudios Históricos de Devoto, en el mes de agosto de
2007, ante funcionarios de la Dirección General de Patrimonio, una oficina
dependiente del Ministerio de Cultura del gobierno porteño, “para que la
propiedad del ex vicepresidente de la Nación en la segunda presidencia de
Hipólito Yrigoyen se incluya entre los bienes del patrimonio histórico de la
metrópoli”. El proyecto toma como antecedente una iniciativa presentada por el
entonces legislador radical Jorge Srur, en el año 2000, pero que nunca llegó a
ser debatida en el recinto legislativo.
Frente
a la pregunta formulada acerca de qué se conserva de la quinta
original, Tosi afirmó que “de aquella quinta sólo queda la casa principal
ubicada en un jardín que sobrevivió al loteo y demolición de sus otros
edificios, como las viejas caballerizas, en 1960. La fachada ornamental se
puede observar en la esquina de las calles Marcos Paz y José Luis Cantilo”. La
norma legal determinó que el Gobierno de la Ciudad inscribiera a la propiedad
de Francisco Beiró en el registro de la propiedad asegurándole toda “invulnerabilidad
frente a la piqueta”. Lo que norma legal ni las declaraciones pueden impedir es
el cruel e inevitable paso del tiempo en una propiedad, cuyos nuevos dueños
estarían apostando al deterioro final de su estructura. “Es una casa distinta,
es una casa de un Devoto que no es de los caserones tipo palacete, era una casa
residencial con grandes ventanales, una casa de campo”, acotó Tosi.
El
cronista preguntó en varias oportunidades al ingeniero Tosi acerca de la
posible utilidad del edificio y en todos los casos la respuesta fue una frase
lacónica, “nada, están esperando que se venga abajo”. “Una cosa es lo que dicen
los documentos y otra cosa es la realidad”, sostuvo el presidente de la Junta
de Estudios Históricos de Villa Devoto. El tiempo pareciera estar a favor de
los intereses comerciales, de lucro. Los tiempos legislativos estarían
favoreciendo el deterioro del inmueble y conspirando contra cualquier intento
de utilidad pública de la casa de Francisco Beiró. Hoy el proyecto está en el
recinto de la comisión de Hacienda, mientras tanto el paso del tiempo juega en
contra de los vecinos preocupados por mantener viva y de pie una de las últimas
joyas de la historia de Villa Devoto para las futuras generaciones.
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