Incolora, inodora e insípida, el agua es esencial para toda forma de vida terrestre. Ningún hombre, animal ni planta puede vivir sin ella. Es fundamental para todo organismo, desde el elefante hasta el microbio, y nada puede reemplazarla. Para mantenerse saludable, cada uno de los más de cinco mil millones de habitantes de la Tierra debe consumir, en líquidos y alimentos sólidos, unos dos litros y medio de agua diarios.
Pero, sólo el 3 por ciento del agua del planeta es dulce -y como si fuera poco- no está repartida uniformemente. Lo que genera un gran negocio para las naciones y empresas encargadas de proveer dicho recurso a las naciones en donde éste escasea.
Muchas comunidades ya tienen un limitadísimo acceso a ella haciendo que entonces el agua potable se convierta entonces en una mercancía más, por la que para consumirla hay que gastar más de lo que cuesta un litro de leche o una gaseosa.
En América, los gobiernos nacionales se enfrentan al fantasma de la privatización de los recursos naturales, donde el agua es el bien más anhelado después del petróleo. En aquellos países en donde el sector privado se ha apoderado de este recurso, se extrae en millones de litros para venderlos a un precio muy rentable a otros países, como los europeos o asiáticos, en donde este bien escasea. El ejemplo más representativo es la venta de agua embotellada proveniente del Acuífero Guaraní, en Brasil, hacia Medio Oriente. Acuífero considerado como la mayor reserva de agua dulce subterránea del planeta.
Y las ganancias, por supuesto, van a compañías como Danone, Coca-Cola, Pepsi-Cola y Nestlé. La primera, de origen francés, es la que más desarrollo e inversión han realizado en los últimos años para extraer este líquido tan buscado de los lugares más recónditos. Francia tiene una larga historia en el desarrollo tecnológico para la extracción de agua ya que escasea gravemente en todo su territorio. La presencia de Danone en América Latina es muy fuerte. En nuestro país, la francesa se encarga de comercializar una gran cantidad de productos a base de agua mineral y de agua de la misma red sanitaria, agua argentina. Por su parte, Nestlé no pierde pisada a la francesa. La empresa suiza tiene, al menos, 68 marcas conocidas de agua embotellada. Durante el año 2007, se embotellaron y vendieron 84 mil millones de litros de agua en todo el mundo.
Se trata de un negocio que se sustenta en la venta de un recurso vital y público que rara vez paga por la comercialización privada del mismo. Las multinacionales en el negocio se apropian del agua de los países donde se establecen. Así, Danone, Nestlé o la Coca-Cola, están haciendo el grueso de su negocio con el líquido de países ajenos y en mucho menor medida con su propia agua. Ello se traduce, dependiendo de la legislación de cada país, en que el agua con la que multinacionales hacen negocio pasa de ser una propiedad de la Nación a una propiedad privada.
Danone se instala en el primer lugar en ventas de agua embotellada a nivel mundial y en segunda posición en América Latina, aunque hay que indicar que el grueso de su distribución la realiza, nada más y nada menos que Coca-Cola. Nestlé, por su parte, opera en 130 países con 2 marcas globales, 5 internacionales y 70 locales, acaparando el 17 por ciento de valor del mercado mundial de agua envasada, sin incluir las sociedades adquiridas en 2003. Y, sin quedar atrás, Coca-Cola está haciendo frente en el mercado del agua embotellada con su marca global Dasani.
Pero, el trasfondo no se restringe al mero engaño al consumidor acerca del tipo y calidad de agua que está comprando, sino que abarca una serie de aspectos sobre un negocio que se sustenta en la privatización de un recurso vital y público. Las denuncias recientes del saqueo de miles de litros de agua por parte Coca Cola en acuíferos de la India es un claro ejemplo de cómo se está dejando sin agua a unos para ofrecerla a otros que estén dispuestos a pagar por ella.
La Argentina no es ajena a este panorama. Mientras en muchos rincones de nuestro país abunda el agua, en muchos otros escasea. Pero, en aquellos primeros, grandes empresas multinacionales han encontrado una muy rentable forma de comercio en la extracción y embotellamiento del agua. Es decir, los argentinos pagan por el agua que por soberanía les pertenece.
Diego Sívori.
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