Entrevista a Luis Ortolani
El 15 de agosto de 1972 se produjo la fuga de veinticinco prisioneros políticos del Penal de Rawson, una de las cárceles más terribles de la Dictadura del general Alejandro Agustín Lanusse. Divididos en grupos, el primero integrado por seis hombres, logró abordar un avión en el aeropuerto de Trelew que los condujo a Chile, gobernado por Salvador Allende, para luego ser trasladados a Cuba. Exactamente una semana más tarde fueron fusilados dieciséis de los diecinueve militantes fugados en segunda tanda, quienes quedaron atrapados en Trelew. Ecos 19 mantuvo un diálogo con Luis Ortolani, antiguo militante del PRT-ERP y ex detenido de la cárcel de Rawson, quien dedica estas líneas para contar cómo se gestó la fuga, la militancia dentro del penal y el recuerdo siempre vigente de todos los compañeros.
La militancia dentro de la cárcel de Rawson, particularmente el pabellón 5, donde estaban los principales dirigentes y en el que yo también estuve, se caracterizaba por una gran camaradería y respeto entre las distintas organizaciones. Había actividades comunes y otras propias de cada organización.
Y por supuesto, la fuga. Al paso aclaro que la fuga nunca se discutió fuera de las organizaciones armadas. A Tosco se lo puso al tanto poco tiempo antes de concretarla, cuando ya estaba todo preparado. Y se le ofreció un lugar. El Gringo no se opuso en modo alguno a la fuga. Nos deseó éxito y aclaró que él, por su carácter de dirigente sindical, esperaría que lo libere la lucha de las masas, pero agradeció la propuesta de incluirlo en el plan.
Es completamente errónea una versión insertada en Internet, diciendo que hubo un diálogo entre Santucho y Tosco al comienzo de la planificación y que el Gringo dijo “ni se te ocurra”.
Así fue como se lograron concesiones increíbles para una cárcel. Por ejemplo, que bajo el pretexto de que las sábanas colgadas a secar en los patios se ensuciaban con el permanente viento patagónico, se nos permitiera colgarlas dentro del pabellón, cerca de la puerta. Entre la puerta y la sábana había guardias rotativas, que daban el alerta mediante una canción determinada que se empezaba a entonar u otra forma que se convenía día por día y los compañeros que integraban el turno de guardia también tenían que salir al encuentro del celador u oficial que entraba al pabellón, planteándoles preguntas o problemas, para dar tiempo a los que, del otro lado de las sábanas, trabajaban en el plan.
Dije más arriba planes, porque hubo dos. El primero fue salir por un túnel que atravesara por debajo del muro sur. Se avanzó bastante, pero se comprobó que las características del terreno hacían muy lenta y engorrosa la tarea, por lo que se empezó a pensar en un recambio.
Fernando Vaca Narvaja integraba la dirección conjunta en representación de los mismos, lo cual le permitió años después, hacer una prolija descripción de la fuga en la película Trelew, dirigida por Mariana Arruti, con producción de María Pilotti. Excelente trabajo al cual me remito para no alargar aún más esta ya muy larga respuesta.
La genialidad del plan era fruto de la mayor concentración de materia gris de la guerrilla argentina, en un espacio físico pequeño, como el pabellón 5 de la Cárcel de Rawson.
Por lo tanto, la cárcel se tomaría desde adentro y el traslado de los prófugos se haría en un avión de línea, previamente copado por compañeros, dos de FAR y dos del PRT – ERP, que lo abordarían en Comodoro Rivadavia.
Discutieron mucho y finalmente aceptaron sólo por disciplina partidaria, ya que los principales dirigentes eran los que estaban adentro. Por eso fue que el conductor de uno de los camiones retrocedió cuando escuchó los tiros de un enfrentamiento en el que murió el guardiacárcel Valenzuela, a la entrada del penal.
Y los que debían tomar el avión no lo hicieron, por lo cual los seis compañeros que salieron, debieron tomar la torre de control y ordenarle al avión que no despegara, porque presuntamente los terroristas habían colocado una bomba en él.
Se informó a los pasajeros que el avión había sido copado por las Organizaciones Armadas Revolucionarias y los invitaron a descender, lo que se realizó en orden y sin ninguna violencia.
El plan preveía tres escalones: los seis que salieron, Fernando Vaca Narvaja, Montonero, Marcos Osatinsky y Roberto Quieto, F.A.R. y Mario Roberto Santucho, Enrique Gorriarán Merlo y Domingo Menna, PRT-ERP; quienes abandonaron el penal en un auto de la organización y perdieron mucho tiempo buscando los camiones que no aparecían.
El segundo escalón lo constituían los 19 compañeros que quedaron atrapados en Trelew, que se fueron en remises llamados por mi, que por ser el número 26 de la lista, quedé primero entre los que no salieron, que fuimos 85, porque el avión tenía 114 plazas y 4 ocupaban los compañeros que lo abordaban en Comodoro.
Mi otra responsabilidad fue negociar la rendición del penal. Cuando vimos que los camiones no venían y que empezaba a llegar el enemigo, hicimos una pequeña barricada con muebles y me instalé en la entrada de la escalera que va a las calderas.
Que nuestra intención era rendirnos pero con las debidas garantías para nuestra vida e integridad física, caso contrario, si intentaban tomar el penal, combatiríamos, en la seguridad que moriríamos todos, pero que ellos iban a tener también fuertes bajas.
Pedí entonces que el general Betti nos diera tales garantías por radio. Quedaron en transmitir el pedido al general. Comenzó entonces un angustioso minuet que bailamos durante más de 12 horas con las fuerzas represivas.
Pasaba un rato y las tropas volvían a acercarse más al penal, nuevamente comenzaba el diálogo a los gritos, con los mismos argumentos.
Pero, que en caso de rendición, el comando en jefe de la Zona Militar garantizaba nuestra vida e integridad física. Eran las 7.30 de la mañana.
Todos los compañeros que participaron de este operativo lo hicieron con gran serenidad, firmeza y disciplina, lo cual salvó, no sólo nuestras vidas, sino la de decenas o centenares de presos políticos y comunes que estaban al margen de nuestra operación…
Luis Ortolani reside hoy en la ciudad de Rosario y es conductor del programa radial “Hipótesis”, emitido por LT8. Ha conocido muy de cerca esta y otras cárceles de las Dictaduras.
La Causa
Tras el pedido de algunos familiares de las víctimas, el juez federal de Rawson, Hugo Sastre, ordenó la reapertura de la causa. Pese a no haber imputados, la fiscalía asegura que hay algunos indicios que aseguran que tanto el Capitán Luis Emilio Sosa como el Teniente Roberto Bravo aún viven en la Argentina. Ambos fueron señalados por los sobrevivientes como responsables materiales de los crímenes y hace coincidir su declaraciones por las presentadas por tres colimbas de entonces. El juez ha decidido llevar adelante peritajes en el lugar donde se produjeron los crímenes y tomar declaración al médico que se encargó de confeccionar los informes de defunción, Lisardo Iván Lois así como también a enfermeros que prestaban servicios y ha citado, además al periodista Tomás Eloy Martínez por su publicación “La Pasión según Trelew”.
Moral y Proletarización
Ortolani hace referencia al estudio dentro de la cárcel. Casualmente en el Penal de Rawson, el PRT-ERP, editaba una publicación llamada “La Gaviota Blindada”. Allí se encontraba el documento “Moral y Proletarización”, redactado por Luis Ortolani, bajo el seudónimo de Julio Parra. El documento contenía un análisis profundo de la subjetividad de los revolucionarios y que marcaban algunas conductas que debían adoptarse y despojarse en la vida personal y cotidiana , esenciales para todo socialista y para la construcción del hombre nuevo. Ecos 19 reproduce a continuación algunos breves fragmentos, referidos al individualismo de un amplio documento escrito en 1972 por Ortolani. Un documento que responde a una política de la organización y deja en claro que existía algo mucho más fuerte que la toma de armas:
El individualismo, escencia de la moral burguesa
“…El trabajo pierde su carácter de actividad creadora, de actividad específica y superior del hombre, para transformarse en un simple medio de conseguir dinero y la posesión de bienes se transforma en el fin de la vida. El obrero es empujado a competir con sus hermanos de clase para conseguir un trabajo, para conservarlo, para ganar más dinero…”
“…En esta competencia salvaje de todos contra todos, o mejor dicho de cada uno con el mercad…cada persona no tiene otro punto de referencia que su propia individualidad”. “Los adultos lo transmiten conciente o inconcientemente a sus hijos…el competirá con sus hermanos por el alimento y la atención de sus padres. Después competirá por los juguetes y más tarde competirá en la escuela por las notas. El individualismo se convierte así en el esquema básico de la personalidad, que se va integrando sobre él y formándose en molde competitivo del capitalismo.” “…No basta para ser un revolucionario adquirir conscientemente todas las ideas de la clase obrera, la conciencia más general de los problemas. Por el contrario de lo que se trata es de hacer una revolución en nosotros mismos. De cambiar radicalmente las opiniones, los gustos y afinidades sobre las cosas más corrientes y las actitudes cotidianas frente a todos los que nos rodean”.
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