Por Joaquín Túñez
El trabajo y el boom sojero:
Se nos intenta vender a través de los grandes medios de comunicación y gracias a un discurso hegemónico perpetrado sobre la base de la inserción (primaria) de la Argentina a la división internacional del trabajo, que el “campo” y particularmente la soja es la base del empleo nacional. Intentaré demostrar cómo esta monoproducción prescinde del agricultor y de hecho expulsa a la mano de obra del campo.
El PBI (Producto Bruto Interno) de la Argentina, en el último año (2007) fue de 359.189 millones de pesos. El sector agropecuario en su conjunto aportó 19.030 millones de pesos. Lo que significa que con sólo el 5,3 de cada 100 bienes y servicios que se venden en la Argentina, el sector agropecuario es apenas el octavo de importancia.
Ahora bien, con respecto al papel del monocultivo de la soja en la generación de empleo, éste es precario. Esto se debe básicamente a la estructura social regresiva que impone el cultivo de la soja en grandes extensiones. Éste crea un puesto de trabajo cada 500 a 600 hectáreas, mientras que las explotaciones agrícolas familiares generan 35 puestos cada 100 hectáreas.
Como mencioné anteriormente, la propensión del cultivo de la soja a expandirse por cualquier parcela de tierra, sin distinguir si allí había una reserva forestal, un lugar de culto de los pueblos originarios o siquiera alguna pequeña estructura familiar, viviendo en torno al cultivo de la dicha parcela, acaba raudamente y sin miramientos con la falacia de la soja como creadora de empleo.
Otra de las grandes afirmaciones que se pretenden absolutas, enuncia que es injusto que se hayan aumentado las retenciones después de que los productores hubieran decidido qué sembrar. Dicha afirmación no se condice con la realidad. Durante el año pasado, el precio internacional de la soja era de U$S 317,3 la tonelada.
Las retenciones, que existían por cierto, eran del 35%. Con lo cual, el precio de venta, descontadas las retenciones era de U$S 206,2 la tonelada. En Febrero de 2008 el precio internacional de la tonelada de soja había aumentado a U$S 508, esto quiere decir, un 60%. Fue en dicho marco que las retenciones subieron a 44% un aumento del 14,3%. Tal fue así, que el precio de venta descontadas las retenciones, llega así a U$S 304,8 la tonelada, un aumento del 47%. De los U$S 190 que aumentó el precio de la soja, el 51,7% los gana el productor y el 48,3% corresponden al gobierno. Lo que estos datos y el siguiente gráfico nos indican es que aún aplicada la suba de las retenciones, los exportadores ganan más, que lo que sus expectativas auguraban, esto debido al ya mencionado aumento extraordinario del precio exterior.
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