Medio Oriente y su destino, una realización de Sergio Fernández (2007)

OCUPACIONES, BOMBARDEOS Y DOMINACIÓN: ¿EL DESTINO PARA MEDIO ORIENTE?

Por Sergio Fernández


En el marco del último conflicto entre Israel y El Líbano, las hostilidades parecen no tener fin. Al mismo tiempo la violencia encuentra explicación en los intentos colonizadores de las potencias y en la posición de la resistencia organizada que asume la utiliza como método de defensa. En una región donde la disputa por sus riquezas naturales encuentra el fundamento de la mayoría de las catástrofes, sumada a la idea de superioridad racial y religiosa, el pedido de paz no es más que una simple ilusión que debería dar paso al análisis político necesario para responder a una situación que, así planteada, deja pocas esperanzas de pacifismo.

Es posible que exista la posibilidad de preguntarse por qué una sociedad como la argentina, que forma parte del modelo de “civilización occidental y cristiana”, a miles de kilómetros de Israel y el Líbano, debe tomar nota de la vida cotidiana en Medio Oriente. También es cierto que las respuestas, si bien pueden ser muchas, encuentran por lo menos dos justificaciones importantes: en primer lugar porque en 1992 y en 1994, el país fue víctima de los atentados a la Embajada de Israel y a la sede de la A.M.I.A. respectivamente; en las últimas semanas de Octubre el tema reflotó a raíz de las resoluciones de dos fiscales que acusan directamente al gobierno iraní de 1994 y a la agrupación Hezbollah de ser los autores del atentado a la A.M.I.A. En segundo lugar, como para ahondar en la obligación moral del compromiso con el conflicto entre Israel y el Líbano, la sociedad argentina debe apelar al uso de la memoria. Argentina sabe de terrorismo porque ha vivido los últimos treinta años escuchando las justificaciones del Terrorismo de Estado que siguen asegurando que el Proceso de Reorganización de Nacional fue la guerra contra la subversión. Una suerte de combate contra el terrorismo donde todo vale para defender a las víctimas del terrorismo marxista.

Se equivocan quienes crean que la teoría de los dos demonios es marca registrada argentina. En 2006 a cinco años de los atentados a las Torres Gemelas, el capitalismo de occidente ha desempolvado las viejas consignas “antiterroristas” para avalar cualquier acción bélica contra quienes considera miembros del Eje del Mal.

La política israelí ha aprendido y se perfecciona permanentemente en ese terreno. El pasado 12 de julio, tropas de Hezbollah penetraron en Israel con el objetivo de exigir la liberación de sus prisioneros en cárceles israelíes, atacando una patrulla y dejando ocho soldados muertos y capturando otros dos. Según afirma Israel, esto fue motivo suficiente para invadir y destruir el Líbano. Una vez más el mundo debe agradecer y rendirse ante quienes asumen la defensa de las libertades democráticas protegiendo a la humanidad del accionar terrorista.

Sin entrar, por ahora, a debatir sobre la veracidad de los argumentos esgrimidos por Israel y manteniendo la mayor imparcialidad posible, es justo afirmar entonces que la ofensiva militar contra la población civil libanesa, la destrucción de infraestructuras comunicacionales, de transporte, de centros hospitalarios, de escuelas, de viviendas, entre otros escombros, están justificadas por su vinculación a Hezollah, sea ésta por acción u omisión.

Más aún basta con escuchar decir que gracias al secuestro de los dos soldados israelíes, la agresión sionista sobre el Líbano, se permitió utilizar armas de destrucción masiva provocando numerosas víctimas. Israel admitió, mediante su ministro para relaciones con el Parlamento, Jacob Edery, haber utilizado bombas de fósforo blanco durante los bombardeos. Las bombas de fósforo blanco son armas de destrucción masiva que producen serias quemaduras y que tanto la Cruz Roja Internacional como organismos defensores de DD.HH coinciden en considerarla como armas químicas. ¿Seguirá diciendo el gobierno israelí y su diplomacia en la Argentina que, la reacción generada contra sus políticas son parte de un interminable brote antisemita? Habrá que releer la historia, modificar diccionarios y expresiones idiomáticas para claificar de antisemita a todo aquel que se atreva a oponerse a una clara política genocida donde el exterminio y la luz verde para matar son moneda corriente. Este es el mismo Estado de Israel que, como fiel representante de las políticas de EE. UU en Medio Oriente, pone el grito en el cielo y suma sus votos contra el desarrollo nuclear de los países.


Poco y nada se investiga sobre la existencia de armas de destrucción masiva en Israel. Estados Unidos, el único país que lanzó dos bombas atómicas, se atreve a cuestionar el armamento de los países pero nada dice sobre el armamento israelí (ni mucho menos sobre el propio). Por su puesto que tampoco dirá nunca sobre cómo el mismo Estados Unidos armó a Israel.

Las denuncias sobre el armamento israelí no escasean. Lamentablemente tampoco escasea el silencio de las grandes corporaciones de la comunicación internacional que no dudan en censurarlas. Teniendo en cuenta que Israel se ubica en el excelente quinto lugar del ranking de exportadores de armas, es obvio y lógico que posea una destacada variedad de armas para uso personal. El octavo ejército del mundo cuenta con un equipamiento repartido entre flotas de aviones, misiles, tanques de la más reciente tecnología, sistemas de antimisiles láser, entre otros “juguetes” que son la envidia de cualquier amante de políticas bélicas.

Claro está, por su puesto, que Israel ha recibido (y recibe) notables donaciones en este terreno. ¿Quién es el generoso donante? Sí adivinó. Según reportes del Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos, fechados en noviembre de 2001, los aportes económicos brindados a Israel ascienden a una suma total de 81.300 millones de dólares durante la segunda mitad del siglo XX, es decir desde el nacimiento del Estado de Israel. Asimismo, continuando con su característico espíritu caritativo, el Gendarme del Mundo, regaló una importante cantidad de armamento en el marco del programa Exceso en Artículos de Defensa (EAD) proveyendo entre 1994 y 2001, cuando las tropas israelíes mantenían la ocupación de El Líbano, unos 64.744 rifles M-16A1, 2 .469 lanzagranadas M-204, 1.500 pistolas calibre .50 M-2, municiones calibre .30, .50 y 20mm. (William Hartung y Frida Berrigan , www.rebelion.org/sociales/hartung230502.htm).

Por su puesto que la cosa no termina ahí aunque sea dueña de una gravedad notable. El terrorismo de Hezbollah, tan cuestionado por Estados Unidos y al que Israel pretende destruir también pudo acceder al armamento estadounidense aunque, claro está, como comprador, sometiéndose a las leyes de oferta y demanda, en el amplio mercado disponible. (Entrevista al líder de Hezbollah publicada en Página/12, domingo 27 de agosto de 2006), lo cual echaría por tierra la versión de que éstos “terroristas” son armados por Irán.

El armamento israelí entre misiles, armas químicas y demás especialidades, dejó un saldo de 1.187 muertos, 4.080 heridos, 974.180 desplazados, 1500 viviendas destruidas, 77 puentes destrozados (fuente www.ellibano.com.ar). Por su puesto la potencia de éste arsenal ha sido comprobada por animales, niños, ancianos, hombres y mujeres civiles que fueron condenados por ser parte del territorio libanés. En el plano militar, con toda su colección de armamento y con su placa de ejército invencible Israel no pudo destruir a Hezbollah, sino que además ha sufrido numerosas bajas contra una agrupación político guerrillera que no representa a las Fuerzas Armadas de El Líbano; tampoco ha logrado recuperar a sus prisioneros sino que ha tenido que negociar su intercambio por los prisioneros de Hezbollah.

En el plano político, el gobierno israelí quedó claramente muy mal conceptuado y cuestionado por la derrota, mientras que el apoyo a Hezbollah ha aumentado significativamente entre muchísimos pobladores del Líbano que abandonaron la neutralidad para comprometerse con quien, entienden, fue el defensor absoluto de su patria y su pueblo. En el contexto de Oriente Próximo Israel ha retrocedido muchísimos lugares en la lucha contra el “terrorismo islámico”, lo cual, por su puesto es una patada a la entrepierna estadounidense. La victoria de Hezbollah ha dejado en claro que puede servir de modelo para las regiones donde habita la resistencia y esto ha quedado de manifiesto en la propia opinión de la prensa israelí: “Esta no es una simple derrota militar. Este es un fracaso estratégico y sus consecuencias de largo alcance todavía no están claras… En Damasco, Gaza, Teherán y El Cairo, la gente está asombrada al ver a las FDI [Fuerzas de Defensa Israelíes] como hace poco más de un mes se han tenido que poner de rodillas debido a una pequeña organización guerrillera, las FDI fueron derrotadas y tuvieron que pagar un precio alto en la mayoría de sus batallas en el sur de Líbano… ¿Qué ocurrirá con este poderoso ejército que después de un mes no fue capaz de avanzar más de unos cuantos kilómetros en Líbano?” (Haaretz, 16/8/06).


Ante la visión de la opinión pública internacional el desprecio por las agresiones sionistas ha encontrado su justificación. Pero, fundamentalmente, si realmente algo hacía falta para desnudar la hipocresía de la paz norteamericana-israelí, se ha despejado todo vestigio de duda sobre la verdadera política diagramada para Medio Oriente: donde nadie, absolutamente nadie creerá que el exterminio de los radicales islámicos y sus tan cuestionados regímenes políticos se han convertido un fin, sino más bien, en un medio necesario para terminar con toda oposición que perturbe sus políticas imperiales.


La Democracia ataca la Democracia


A partir de los atentados a las Torres Gemelas, el extraño y perverso mundo de los grandes medios de comunicación dedicó un espacio a Medio Oriente, como nunca antes, lo que inmediatamente obligó a la humanidad a enterarse que había vida más allá de la cultura occidental. Así, poco a poco el mundo occidental y cristiano comenzó a vivir entre atemorizado por el poderoso accionar terrorista que no daba tregua y desconcertado por no saber hasta dónde podía avanzar ¿hasta El Vaticano, tal vez?. De esta forma, la civilización volvía a sentirse atemorizada y, como en los ’60 y ’70, el terrorismo volvía a la carga pero ya no en forma socialista y atea como entonces; esta vez, el terror tenía religión y no es precisamente socialista pero sí igualmente peligroso para la democracia de “la gente” (ya no se habla de pueblo).

Bajo ese discurso estadounidense acompañado por las imágenes televisivas que muestran a esas sociedades extrañas, hombres con barba y turbante; con un idioma poco habituados a escuchar en canciones de moda, la idea de la lucha contra el terrorismo se hizo carne en la población y hoy es el argumento de los sectores más reaccionarios.

Es así entonces como la idea de “democracia” estadounidense lleva también a la imposición de su propia Justicia instiucional. Una justicia capaz de condenar a Saddam Hussain por crímenes contra la humanidad, sentenciándolo a morir en la horca. Los Tribunales de La Justicia del gendarme mundial que “hacen justicia” con un verdadero asesino que no admite defensa alguna, pero que no es más asesino que quienes se auto conceden autoridad para juzgar; los mismos que de la mano de la Justicia son capaces de bombardear y ocupar regiones sin que exista tribunal superior par juzgarlos.

La región comprendida en Oriente Medio está claramente signada por la violencia; la exacerbación de las pasiones religiosas no es un dato menor. Pensar hoy en la paz para Medio Oriente es, lamentablemente, tan ilusorio como hablar de laicicismo. Existen dos divisiones religiosas importantes dentro de la cultura musulmana que se produjeron una vez muerto el profeta Mahoma y cuya diferencia pasa principalmente por quien será el que guíe a la comunidad islámica. Sunnitas y chiítas. Los primeros pertenecen a una minoría dentro del Islam, en tanto que los segundos identifican al Hezbollah, cuya inspiración política se encuentra en la Revolución shíta iraní de 1979. Reservando y respetando el lugar de los verdaderos especialistas, no es el espíritu de éstas líneas ahondar en las diferenciaciones religiosas, sino tomar un punto que ponga de manifiesto la dominante presencia religiosa en la vida política de esta apasionante región del mundo.

Respondiendo al nombre en español de Partido de Dios, Hezbollah anuncia desde su denominación que, antes de esbozar juicios y condenas fáciles, es importante comprender que está encuadrado dentro de una cultura donde los grados de irracionalidad, que pueden aparecer ante cualquier observador extraño, están “explicados” a partir de la extrema importancia que la religión y sus hacedores han ganado a largo de la historia de Medio Oriente. La violencia que caracteriza al Hezbollah es tan cierta como toda la violencia que expresa el escenario político del lugar. Hezbollah se ha atribuido atentados (y le han atribuidos otros); emplea la táctica de hombres bomba y considera necesaria y fundamental la lucha armada como un medio de defensa ante las agresiones sistemáticas de Israel, eso otorga la salvación espiritual que representa la participación en la Guerra Santa.

Desde el punto de vista de la lucha armada, tienen razón quienes afirman que Hezbollah actúa reproduciendo las prácticas militares (como toda guerrilla) de cualquier ejército, respetando los rangos y la disciplina características de un organización vertical. Puede decirse eso y agregar que en las culturas (de Oriente Medio u Occidente) donde cualquiera sea la religión que se persiga, es preciso establecer un sistema de obediencia y sumisión a seres superiores y a dirigentes terrenales que expresan el poder del supremo y nada tienen que ver con la horizontalidad. También es cierto que al igual que un soldado por herencia familiar, los integrantes de Hezbollah maman la cultura de las armas y de la violencia aprendiendo a tomar como natural el combate con quienes considera sus enemigos.

Considerando todas ésas apreciaciones; aceptando que poco tiene que ver su estrategia con la finalidad socialista y revolucionaria perseguida por conocidas guerrillas latinoamericanas del siglo XX; y a pesar de brindar un gran aporte al acostumbramiento de la interminable violencia en Medio Oriente a Hezbollah le quedan bastante grande las calificaciones expresadas por el Gobierno de Israel. Más aún, lejos de lo que asegura Estados Unidos, Hezbollah ha ganado legítimamente dentro de la comunidad islámica un lugar muchísimo más representativo y respetable que Al-Qaeda, organización creada por la CIA que, es indispensable aclarar, nada tiene que ver con los intereses del pueblo musulmán. D

entro del Líbano la representación está harto demostrada no sólo en el plano de la resistencia armada sino en el terreno político institucional. He aquí un pequeño detalle que la prensa internacional parece ignorar. Hezbollah comenzó a cobrar mayor protagonismo en la arena política institucional en 1992, cuando obtuvo siete lugares en las elecciones legislativas. En los comicios de 1998, obtuvo siete diputados y en junio de 1998 consolidó su dominio en el Este y sur del país cuando el Líbano celebraba sus primeras elecciones municipales en 35 años y en las legislativas de 2000 afirmó su presencia nacional tras obtener doce escaños.

En las últimas elecciones legislativas de 2005, consiguió catorce diputados y cuenta con el ministerio de Recursos Hidroeléctrico a cargo de Mohamad Fneich. En el sistema político libanés, el Parlamento, elegido por el pueblo, es quien determina luego la elección del presidente de la República. Además de la destacada presencia en el sistema republicano. Hezbollah, como partido político, dedica sus esfuerzos a la ayuda humanitaria y a profundizar su trabajo social habiendo creado una significativa red de escuelas y puntos hospitalarios, centros comunitarios, organizaciones benéficas y lugares de distribución de alimentos para sectores más pobres. De esta manera, no sólo logra extenderse al 35% del país representado por la población chiíta, sino también el resto de la comunidad libanesa, musulmana y cristiana. Luego de la última masacre israelí el Partido de Dios ha tomado en sus manos la iniciativa del proceso de reconstrucción del país.


En Argentina, salvo contadas excepciones, los medios de comunicación, han sabido ingeniárselas para salir a la cacería de una población que, por distintos motivos, no es habitué a la búsqueda de información por propia voluntad. Aprovechando esta pasividad, el bombardeo mediático, una vez más ha optado por considerar que Israel ha encarado una lucha contra el terrorismo de Hezbollah; en el más progresista de los casos, esta guerra es propia de “dos demonios” donde Israel ha cometido algunos excesos. Palabras ya escuchadas y leídas, muy familiares para los argentinos. Expresiones que no sólo omiten la labor social que caracteriza a Hezbollah como partido político con un brazo armado y no como agrupación terrorista islámica; expresiones que, como hicieron los mismos medios de comunicación voceros del genocidio argentino, ocultan realmente los verdadero intereses de lo que más que una guerra, es un exterminio.


Captura de soldados, lucha anti terrorista. El motivo parece uno solo.


Luego de tantas cosas expresadas, intentando conservar algo cercano a la objetividad, tratando de despegar un poco de la subjetividad humana, se han expresados algunas cuestiones que hacen al último conflicto y se ha buscado hacer en éstas líneas un pequeño análisis del contexto al que deben someterse las apreciaciones. La captura de soldados isrelíes el 12 de julio, el asesinato de otros ocho en la Operación Promesa Verdadera, en la que Hezbollah pretendía recuperar a sus prisioneros en cárceles israelíes, es oficialmente la razón por la que Israel invadió el Líbano dejando importante cantidad de muertos y heridos por armas químicas, gran número de refugiados y una geografía e infraestructura libanesa completamente destruida.

¿Es preciso tener que explicar si verdaderamente fueron esos los motivos que empujaron a Israel a sus acciones bélicas? ¿Desde que óptica habrá que ver la historia para llegar a la conclusión de los motivos reales están claros pero no así manifiestos? La región de Medio Oriente es lo que se dice una gran mina de oro cuyas riquezas están a repartirse entre algunos actores, así se aprovecha “un triángulo geográfico formado por el Mar Caspio, Golfo Pérsico y Mar Rojo. Los vértices de dicho triángulo coinciden con importantes enclaves de explotación y transporte de petróleo y gas, al mismo tiempo que son zonas de conflicto armado permanente. Israel en esta última guerra contribuye a dar un paso más en el control de otro importante vértice geoestratégico de gran importancia; el Líbano como línea salida de recursos energéticos hacia el Mar Mediterráneo” (Asamblea Antimilitarista de Madrid, 24 de agosto de 2006, ver: www.antimilitaristas.org/article.php3?id_article=2705 ). La importante posibilidad de controlar una zona rica en recursos naturales, en combustibles donde la construcción de oleoductos y gasoductos es una oferta tentadora para la mentalidad de las grandes corporaciones que ven en Medio Oriente un futuro alentador para colmar sus ganancias con el monopolio comercial de la región. Por su puesto que la Propiedad Privada neceita tanto el dinero para invertir como de las Fuerzas Armadas para aniquilar todo rastro de resistencia u oposición directa a sus intereses. Una fórmula definida por grandes teóricos de la doctrina socialista, tan vieja como cierta.

Israel juega un papel fundamental como agente de Estados unidos para hacer el mismo trabajo sucio que aquel país, aportando una importante cantidad de hombres y armamentos para la misma causa. Aún así la cosa no parece serle nada fácil. La necesidad construir en Medio Oriente una zona en la que la excusa del terrorismo sirve para justificar lo que no sólo Estados Unidos conoce bien sino también Israel: la ocupación de territorios con fines económicos, es decir lo que de manera más precisa define Condoleezza Rice: “Lo que estamos viendo es, de cierta manera, el comienzo de las contracciones del nacimiento de un nuevo Medio Oriente y tenemos que estar seguros de que todo lo que hagamos vaya en el sentido del nuevo Medio Oriente, no hacia el regreso al anterior». La política criminal israelí es un paso más en su contribución histórica para la conformación del Gran Medio Oriente del que habla el gobierno de Estados Unidos.


La reciente lucha entre Hezbollah e Israel ha “concluido” con una victoria árabe a la hora de provocar, una vez más su expulsión al igual que el 24 de mayo de 2000, cuando Israel debió poner fin 22 años de ocupación luego que el parlamento, presionado por la resistencia, votara el retiro de tropas La ocupación sionista en el Líbano había llegado el 14 de marzo de 1978 con el objetivo de combatir las guerrillas de la OLP que se refugiaban en tierra libanesa tras la expulsión sufrida manos de Israel. En el sur del Líbano tenían una puerta de acceso al teriitorio israelí. Desde entonces la propuesta, desde Tel Aviv, ha sido avanzar en su ofensiva contra el Líbano y su resistencia encabezada por las guerrillas palestinas y el Movimiento Nacional Libanés.

Fue la Resolución 425 de la ONU la que dictó el cese del fuego y ordenó el retiro de las tropas israelíes. A principios de 1980 se estimaba como balance de las incesantes agresiones un saldo de 250.000 familias desplazadas de sus hogares,10.000 viviendas completamente destruidas, 25.000 casas parcialmente dañadas, 10.810 huérfanos, 3.046 familias perdieron a las personas que las mantenían, 36.000 niños en edad escolar quedaron sin escuelas, 10 poblados totalmente destruidos, 75.000 familias necesitadas de asistencia social. Por su puesto que, como es habitual, Israel desobedeció la resolución de la ONU de Alto el Fuego y, como también es habitual, lejos de la rivalidad entre ambos la ONU autorizó a desobedecer; a tal punto que para 1981, según denunció la OLP, Israel violó 990 veces la orden.


En 1982 y en nombre de la paz, 20.000 hombres, más la aviación y tanques blindados ingresan al Líbano atacando por distintos puntos del país. Fue la “Operación Paz para Galilea”, con bombardeos sobre Beirut, asesinatos de civiles y provocando numerosas cantidad de refugiados. Provocando, además, la retirada de OLP comandada por Yasser Arafat


El Líbano padecía una sangrienta Guerra Civil que enfrentaba a grupos maroníes, de la extrema derecha católica “Los Falangistas” que acusaban a los refugiados palestinos de no respetar la soberanía libanesa. De esta forma, atacando a los grupos musulmanes, la resistencia libanesa debió lidiar con los bombardeos sionistas que tomaron partido, por su puesto, a la causa de los marrones, realizando numerosas matanzas sobre campos de refugiados.

El 16 y 17 de septiembre de 1982, una brutal agresión contra campamentos sirios y libaneses fue llevada a cabo por las fuerzas de ocupación, a modo de represalia por el atentado contra el derechista electo presidente libanés Bachir Gemayel. Conocida como la masacre de Sabra y Chatila, en Beirut occidental, las tropas israelíes junto las milicias cristiano maronitas y Fuerzas Libanesas, prepararon una verdaera matanza que terminó con la muerte de cinco mil civiles desramados: mujeres, hombres, niños y ancianos fueron torturados antes de morir, desfigurados, castrados, las mujeres fueron violadas, se enterraron familias enteras en fosas comunes y los asesinos se ocuparon de dejar su huella en los cuerpos.

Tras la masacre se firmaron acuerdos de paz en los que el gobierno libanés concedía legalidad a la permanencia de tropas israelíes en el territorio e incrementaba la influencia estadounidense, lo que fue considerado como un traición al puebo musulmán, quedando sin efecto en 1984, meses después de que las fuerzas multinacionales (lideradas por Estados unidos) que se encontraban en el territorio libanés sufrieran un atentado a manos de la Yihad Islámica , llegando a la conclusión de haber fracasado en su misión pacificadora, decidiendo el retiro de sus tropas. La imposibilidad de Israel de vencer a la resistencia obligó al retiro de tropas del centro y norte del Líbano retrocediendo a una “franja de seguridad” en el sur del país.

En medio de todo el clima de violencia, ante un enemigo que no lograba dominar la situación, a pesar de haber contado con el apoyo de los ya retirados Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia y Francia, como Fuerzas Multinacionales, nacía Hezbollah, el partido de Dios. Sumado a la lucha anti-israelí, comenzando a parecer como una considerable fuerza de notables conocimientos técnicos y tácticos para la lucha que, de a poco, fueron convirtiendo la “franja de seguridad” en una trampa mortal para Israel. La Guerra Civil continuaba, la ocupación israelí estaba reducida al sur del territorio y la agrupación chiíta crecía en sus incesantes ataques contra Israel.

El 22 de octubre de 1989, se firmó en la ciudad de Taif, Arabia Saudita, el acuerdo que puso fin a la Guerra Civil en el Líbano, librada desde 1975. De esta forma, el Gobierno libanés decretó el desarme de todas las milicias intervinientes. Hezbollah desarmó su estructura en Beirut pero continuó con su ofensiva sobre Israel en el sur del país pretendiendo mantener su lucha hasta lograr el retiro definitivo. Habiendo quedado liberado de los enfrentamientos entre milicias internas, el Líbano seguía siendo escenario de los enfrentamientos entre las tropas sionistas y Hezbollah que, como fuerza militar, era considerado más poderoso que el propio ejército libanés; como agrupación política estaba dedicada a la práctica social brindando contención y asistencia a los damnificados.

Israel no daba marcha atrás y seguía manteniendo la “zona de seguridad”, ocupación del sur libanés. Por otro lado, tampoco lograba el desarme de Hezbollah, ni mucho menos una tregua. El 25 de julio de 1993, luego de la muerte de siete soldados israelíes, se puso en marcha la operación “Rendición de Cuentas” o, lo que es para los libaneses “La Guerra de los Siete Días”. Se estima que estos combates fueron la mayor ofensiva militar sufrida por el sur del Líbano, concluyendo con la mdiación de Estados Unidos, estableciendo un acuerdo de no agresión por parte de ambos bandos. Sin embrago, la ocupación seguía, el acuerdo no fue respetado.

Los combates que tenían como sede el sur del Líbano volvieron a Beirut en 1996, por primera vez desde el anterior repliegue de tropas israelíes, como consecuencia de la “Operación Viñas de Ira” que pretendía erradicar las bases de hezbollah asentadas en el sur del Líbano. Una vez más el accionar israelí terminó dirigiéndose, por enésima vez, a civiles desarmados con la masacre de 100 refugiados libaneses en una base de la ONU.. Por su puesto, en Tel Aviv aseguraron que se trató de un error, las típicas equivocaciones que suelen repetirse en conflictos de esta naturaleza.

Algo más de dos décadas de ocupación e intervenciones militares israelíes, apoyadas por las fuerzas internacionales dirigidas por EE.UU. llegaban a su fin el 24 de mayo de 2000. Habiendo corrido incalculable cantidad de sangre; habiéndose hecho hasta lo imposible para exterminar la resistencia islámica,tomando partido en la Guerra Civil; adoptando una clara conducta genocida Israel hizo todo para dejar claro que la moral, la ética y los Derechos Humanos no son temas en los que sea especialista; pese a todo se vió obligado retirarse del territorio libanés. Tras 22 años de ocupación, Israel desoyó cuanta resolución de la Naciones Unidas pudieran surgir; se estima que, desde su nacimiento ha incumplido un total de 49 disposiciones (sacando una importante ventaja sobre Hezbollah, a quien se le reclama el incumplimiento de la resolución 1589 que indica su desarme) y aún así, a diferencia de lo que pasa con otros pueblos del mundo, no hubo sanciones económicas, políticas ni de ninguna clase contra Israel.

Pese a haber retirado sus tropas en 2000, Israel, todavía hoy, mantiene ocupada una porción del Líbano, lo que se conoce como Granjas de Sheeba. Según se afirma, como resultado de discusiones y documentación de la ONU, estos territorios de 40 kilómetros cuadrados en la frontera oriental pertenecen a Siria, producto de la ocupación mantenida también por ese país en el Líbano; Hezbollah se ha hecho eco también en los últimos del reclamo de la liberación de la zona por parte de Israel y ha cuestionado que, aún en los tiempos posteriores a su retiro en 2000, la política de Tel Aviv no ha dejado de sobrevolar la zona, lo que dio motivo a que no cesara la tensión y las hostilidades.

Israel ha mostrado ser muy eficaz en la aplicación de políticas imperialistas en Medio Oriente. Ocupando países, destrozando y masacrando lo que se anteponga. Todo vale con el fin de ejercer un claro dominio político y económico en una región de riquezas envidiables, donde coopera con los intereses de EE.UU. La justificación siempre se hace presente en boca de los agresores. El terrorismo islámico, el antisemitismo, el secuestro de soldados ¿qué seguirá?. “¿Hasta cuándo el secuestro de dos soldados israelíes podrá justificar el secuestro del Líbano entero?” (Eduardo Galeno http://palestina-uy.blogia.com/2006/agosto.php)

El principio de Adolf Hitler : la superioridad racial y cultural

Que se pretende la creación de un nuevo Medio Oriente donde Israel, como representante de Estados Unidos, imparta las reglas de juego, no es novedad. Pero, éstos países que se pronuncian como ejemplo de democracia y se atreven a cuestionar los regímenes árabes. O mejor dicho se auto adjudican la capacidad de poder juzgar a alguien. Personalidades que han tenido la oportunidad de estar en Israel han expresado como en “la democracia de Medio Oriente”, no sufren los mismos tratos aquellos judíos árabes; aquellos correligionarios cuya tez es de color más oscuro. Esa es también la otra pata que sostiene la política de Medio Oriente: la discriminación y la persecución racial.

La conquista del Líbano tiene una historia, ya descripta, rica en violencia, expulsiones, etc. Sin embargo, desde sus primeros años Israel tiene una política hacia aquel país donde la población cristiana cuenta con una representación importante. En 1957, uno de los miembros fundadores del sionismo David Ben Gurion, expresó en una carta dirigida al entonces primer ministro de Israel Moshe Sharett, la necesidad de crear un estado maronita dentro del Líbano, con el único fin de finalizar con el avance musulmán : “El Líbano es el sector más débil de los países de la Liga Árabe. Ellos representan la mayoría en el Líbano histórico y esta mayoría tiene una tradición y una cultura radicalmente diferente de todas aquellas poblaciones de la Liga. Incluso con sus fronteras ampliadas (y es ésta la falta más grave cometida por Francia, la de ampliar las fronteras del Líbano), los musulmanes no son libres de sus movimientos por miedo de los cristianos, a pesar tal vez que sean mayoritarios (y yo no sé sí lo son). La constitución de un estado cristiano es en estas condiciones algo de natural. En tiempos normales, es algo de casi imposible de realizar, sobre todo a causa de la falta de iniciativa y de coraje de los cristianos. Pero, en situaciones de confusión, de caos, de revolución o guerra civil, las cosas cambian,y el débil se puede tomar por un héroe. Es posible (en política, nunca hay certitud) que el momento sea ahora propicio y favorable para provocar la creación de un estado cristiano a nuestro lado” (http://www.voltairenet.org/article142644.html).

La Iglaesia Maronita forma parte de la iglesias católicas orientales, el plena comunión con la Sde Apostólica Romana, que mantiene sus propios rituales y es parte de la ultra derecha católica. Queda claro entonces que lo que pretendía el sionismo en la década del ’50 deja bastante en claro uno de los motivos de la posterior intervención militar en el Líbano tomando postura por el bando católico maronita de extrema dercha, en la guerra civil entre 1975 y 1989.


Todos los pedidos de paz ante tanta historia de caos, destrucción y peleas entre pueblos son atendibles. Por su puesto que ningún ser humano con algo de sensibilidad, puede no desear la paz para Medio Oriente. Pero, dada la coyuntura donde la historia tiene principio pero no final, ¿hasta dónde habrá que poner fuerzas en agitar banderas blancas sin encarar realmente el problema de fondo? ¿Por qué es tan grande el miedo a parecer antisemita cuando hay que denunciar al Estado Israel? La salida no pasa, bajo ningún concepto caer en la imbecilidad de condenar a la comunidad judía. Numerosos grupos organizados de judíos han calificado de criminal la política sionista.

Es muy difícil que alguien tenga la solución para Medio Oriente, que sufre las mismas políticas que el imperio aplica para todo el mundo pero que también es dueño de particularidades culturales e históricas que le son propias. Lo que debe quedar claro es que si los organismos internacionales no empiezan a ser representados por gobiernos que tomen una seria y objetiva postura ante el conflicto no habrá cercanía para la solución.

Comprometerse con los hechos no es ni más ni menos que castigar a Israel por todos sus incumplimientos; utilizar las acabadas pruebas que lo demuestran y condenarlo por crímenes de lesa humanidad. Si la comunidad judía tiene derecho a un Estado, éste no puede ser el Israel conocido por el terrorismo de estado ejercido desde 1948, y eso es algo que el pueblo judío y la comunidad internacional deben comprender. Israel (o cualquier Estado) no debe existir si su política es de colonización, sometimiento y exterminio. Los pueblos deben convivir en armonía, más allá de sus fronteras, pero para esto hace falta la imposición y la concientización en una cultura donde todo aquel que se nutra de las opresiones debe ser condenado pos los propios pueblos. Si Israel no es juzgado, condenado por una verdadera entidad que represente a los pueblos del mundo y fundamentalmente a los pueblos judíos y musulmanes que estén más allá de las ambiciones que genera el capitalismo, no habrá solución posible. Cuando los gobiernos del mundo decidan no ser cómplices de esta barbarie, cuando se atrevan a aislar a Israel y se den cuenta que esto nada tiene que ver con el antisemitismo, entonces sí, recién ahí se podrá a empezar a ver que tan grande y real es el terrorismo islámico y de Hezbollah.



Fuentes: Prensa Latina, Red Voltaire, Revista “Correspondencia Internacional” (publicación de la Unidad Internacional de los Trabajadores- Cuarta Internacional), BBC (en español), www.rebelión.org, Casa para la Difusión del Islam en Argentina, www.elreloj.com, Nueva Sion, Judíos por la Justicia en Oriente Próximo,www.medioscomunitarios.org/libano/index.php, Embajada de Israel en Argntina, Embajada del Líbano en Argentina, Página /12, Asamblea Antimilitarista de Madrid., enciclopedia W.

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