El Grupo Pasteur estuvo presente en un nuevo encuentro que reunió a casi doscientos colegios de todo el país. Jornadas en donde la reflexión, el debate, la investigación y el compromiso dijeron presentes. Una jornadas donde no hay vedettes que despierten el interés de los medios de comunicación…¿y de la gente?
Entre los días 5 y 16 de noviembre de 2007, se realizó en la localidad de Chapadmalal, el VI Encuentro de Jóvenes por la Memoria. El complejo hotelero de esa ciudad recibió a casi doscientos colegios secundarios de todo el país y, fundamentalmente de la Provincia de Buenos Aires. El encuentro, organizado por la Comisión Provincial por la Memoria, presidida por Adolfo Pérez Esquivel y Hugo Omar Cañón, permitió la socialización de experiencias y trabajos de adolescentes, profesores y militantes de Derechos Humanos que compartieron diferentes jornadas cargadas de muchísimas actividades de las que los estudiantes fueron los protagonistas.
Desde obras de teatros, talleres de radios, producciones audiovisuales, entrevistas y hasta composiciones musicales de los jóvenes. Cada uno eligió un modo de trabajo durante todo 2007 para llegar a este Encuentro y exponerlo ante miles de estudiantes que, acompañados de docentes, se hicieron presentes en el lugar.
La Comisión Provincial de la Memoria es un organismo público extrapoderes, con funcionamiento autónomo y autárquico que, para esta iniciativa, garantiza los costos de los pasajes, el alojamiento, la comida y el correcto funcionamiento de las
La experiencia de estar presente en VI Encuentro de Jóvenes por la Memoria, para Ecos 19 y el Grupo Pasteur ha sido más que gratificante. Quedando un sabor agridulce por no haber podido ser parte de las actividades que tuvieron mucho en común con las características que llevaron a esta revista a un reconocimiento por parte de la Legislatura porteña en 2006. Aún sintiendo un poco de desilusión por no haber sido notificados nunca por parte de quienes dirigen nuestro Colegio 19 y habernos enterado por los organizadores que todas las escuelas recibieron la correspondiente información en tiempo y forma, podemos decir que hemos pasado momentos más que emotivos.
Hemos sido testigos de producciones de alto vuelo que giraban en torno a Dictadura Militar y Vida Cotidiana; investigaciones que denunciaban la actual presencia de Alfredo Saint Jean como jefe de seguridad de la empresa Wall Mart; la herencia económica y social de la Dictadura expresada tanto en índices económicos y , al mismo tiempo, en discursos habituales todavía presentes en una franja social que permitió el funcionamiento represivo y hoy, extrañando esos tiempos, exige mano dura. Pudimos apreciar emotivos reportajes y entrevistas a antiguos y actuales militantes que reivindicaron a los compañeros desaparecidos y hasta en algún caso se hicieron cargo de sus hijos, llevándolos con ellos al exilio. No faltaron las producciones acerca de 25 años de la Guerra de Malvinas que mostraron a ex combatientes olvidados por un considerable sector popular amnésico. Fueron muchísimas las producciones y todas coincidieron en algo: en la inversión de tiempo y energía de docentes, colaboradores y estudiantes que entendieron el valor de la educación y que, como rezaba uno de los tantos murales, “todo pueblo que no se hace cargo de su pasado tiende a repetirlo”, por lo cual estuvo presente también el reclamo por la aparición con vida de Jorge Julio López y el pedido de juicio y castigo.
Si de algo más ha servido el ha servido el Encuentro ha sido, en lo personal, para ratificar nuestra confianza en la juventud y creer que, lejos de aquel pensamiento que sostiene que los jóvenes están en la pavada (como si los jóvenes no heredasen el país que los grandes dejaron), numerosos adolescentes nos han demostrado que es importante seguir trabajando junto a ellos. Estas jornadas de “Jóvenes por la Memoria y el Futuro” han sido una manera de demostrar la importancia que existe en la comunicación y en la socialización. Todos eran compañeros donde no importaba cuanto se conocieran o si, como sucedió, ni siquiera conocían la existencia de cada colegio. Se utilizaron doce días para enriquecer intelectual y sentimentalmente a jóvenes que mostraban pasión por cada una de las actividades realizadas y, al mismo tiempo, se respetaba y se reconocía el trabajo de cada uno.
La mayor responsabilidad del desarrollo de las actividades radica, como organizadores, en los integrantes de Comisión Provincial por la Memoria y en los coordinadores allí presentes.
Si algo ha faltado quizás es, en algunos de los debates que se dieron entre docentes, ha sido la profundización acerca del futuro de estas jornadas. Ha sido muy liviana la forma en que se encaró un tema preocupante como es la postura del próximo Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ante estos encuentros para 2008 y años subsiguientes.
Si, como sostiene la gran mayoría de los docentes presentes e incluso los organizadores, la idea de Mauricio Macri es no continuar permitiendo que las escuelas porteñas participen próximamente, ha quedado pendiente ampliar la discusión sobre de qué manera trabajar para no perder estas oportunidades. Una propuesta puede ser solicitarle a Nación que sea la que se ocupe de garantizar y llevarlo adelante permitiendo también una mayor participación de las Provincias que dejarían de ser sólo invitados. Puede haber otras propuestas pero es importante instalar la discusión.
Dependerá de todos los interesados en una educación integradora donde los “alumnos” dejen de ser los no iluminados que propone la palabra para ser considerados estudiantes y pasen de ser espectadores a hacedores y protagonistas. Si se quiere enseñar a los jóvenes a ganarse las cosas y a pelear por ellas, debemos predicar con el ejemplo. Lo que no debe hacerse es abandonar la lucha, el debate y, mucho menos, caer en la aceptación.
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