IMPA (Industrias Metalúrgicas y Plásticas Argentina) inició sus actividades en 1910, con el aporte de capitales alemanes. En el año 1946, durante la presidencia del General Juan Domingo Perón, se nacionalizó y en 1948 se incorporó a la órbita de la Dirección Nacional de Industrias del Estado. Pero, los años de esplendor llegarían a su fin con la crisis sufrida durante la llamada "Revolución Libertadora", en 1955. Intervenida por los militares golpistas, como todas las industrias estatizadas por el peronismo, se transformaría en una cooperativa a partir del año l961 por disposición de la presidencia de Arturo Frondizi.
En 1997, durante la presidencia de Carlos Menem, la empresa entró en convocatoria de acreedores tras contabilizarse una deuda de entre 7 y 8 millones de dólares, producto de la crisis económica desatada en la Argentina tras el efecto tequila y manejos "poco claros" por parte de la administración cooperativa. Sin embargo, la gestión de los trabajadores logró negociar la deuda y saldarla, evitando el cierre del edificio y la venta de las maquinarias.
Su historia como fábrica recuperada comenzó en el año 1998, cuando un grupo de trabajadores introdujo cambios en la dirección ante el vaciamiento que había producido la anterior gestión. Fue el corolario de una resistencia protagonizada por unos 150 obreros durante más de cuatro meses, quienes se mantuvieron firmes en sus puestos de trabajo para conservar la materia prima y la infraestructura de la empresa cooperativa.
A partir de ese momento se produjo la reactivación en la empresa recuperada por sus propios trabajadores. Y, en el año 2001, se creó en IMPA un espacio cultural con numerosos talleres donde, además, funciona una escuela para adultos.
Desde 2001, trabajo y cultura
Para referirse a esta novedosa gestión de la recuperada IMPA, el artista Sebastián Maissa, uno de los artistas que fueron convocados para la creación de lo que fue una novedad en la modalidad de empresas recuperadas, crear una ciudad cultural dentro de una empresa. "La idea de armar el centro cultural surge de parte de los asociados de IMPA, de la conducción de la cooperativa que había sido tomada, retomada en realidad el año anterior, y en la convocatoria había distintos laburantes del arte y de la cultura. Antes de que se arme el centro cultural como tal ya había algunas actividades fuera de la labor metalúrgica. Con ayuda de los asociados y del Consejo de IMPA se va armando el proyecto cultural".
Señaló el dibujante que en realidad la Ciudad Cultural nació para cumplir varios objetivos, o que pudo servir para diferentes utilidades. "Obedecía como a varias instancias. Una era, una forma de paraguas político para proteger a la cooperativa. Armando movidas culturales había una llegada a los medios, había toda una movida y eso protegía la situación productiva de la fábrica, también logrando prensa se lograba difundir un poco más. Otra de las ideas es que siendo una fábrica no se iba a salvar, tenía que armarse un movimiento; había otras cooperativas, varias armadas por la UOM-Quilmes".
Consultado acerca de los obstáculos que debió sortear la recuperada, Maissa afirmó que "IMPA tiene una característica también, que no es empresa recuperada. Si bien es una de las primeras no entra legalmente en lo que sería una empresa recuperada porque sigue teniendo la misma razón social que tenía antes. En las recuperadas, el Estado se hace cargo del pasivo. IMPA se tuvo que hacer cargo de su convocatoria de acreedores y pagar religiosamente, y arreglar toda su situación económica, cosa que al resto de las empresas no les pasó. IMPA es una cooperativa desde el 61, aunque después en el funcionamiento interno era como cualquier otra empresa, en los papeles era una cooperativa". En esos buenos tiempos llegó a contar con tres plantas que ocupaban a más de 3.000 obreros. Una, ubicada en su sede actual de Querandíes y Rawson; las otras restantes ya desaparecidas, en Ciudadela y Quilmes.
La dura crisis que vivió la Argentina en el cierre de 2001, que significó la caída del gobierno de la Alianza también impactó en la metalúrgica, que junto con ALUAR puede realizar en el país el proceso completo del aluminio, desde la fundición del lingote hasta el laminado. "Se pudo salir del 2001 adelante, y en realidad después del 2001 por una cuestión del cambio a IMPA durante un par de años le vino bien, como que entró a la industria nacional, tener el dólar alto, entonces no se compraba mucho afuera. Se recuperaron clientes que se habían perdido".
A modo de síntesis
La profundización de la crisis económica fogoneó el más nuevo de los fenómenos sociales, como es la recuperación de las fábricas cerradas en manos de sus propios trabajadores. Un importante número de establecimientos en todo el país que se suman a una marcada tendencia de decrecimiento de los índices de desempleo que se viene registrando en los últimos años.
Desde la recuperada cooperativa IMPA, doblaron la apuesta con la formación de un espacio cultural, La Fábrica Ciudad Cultural, que nació con la pretensión de ser un canal abierto y un polo multiplicador para quienes desean integrarse a un proyecto popular desde una perspectiva integral, donde lo artístico, educativo y productivo no sean actividades diferentes.
Equipo de Producción: Micaela Del Gaudio, Mariana Leibinstein y Maximiliano Vadell Cosin.
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